En ciertos nostálgicos momentos,
cuando dóciles cedemos
al palpitar cruel
de nuestros pensamientos,
al palpitar cruel
de nuestros pensamientos,
podríamos preguntarnos
si esa locura tan verdadera
llamada soledad,
si esa locura tan verdadera
llamada soledad,
no es más que un destello de
razón,
permitiéndonos descubrir dolorosamente
que existimos en la medida
que podemos ser soñados.
que podemos ser soñados.
Nuestra vida es tal,
porque somos imaginados.
porque somos imaginados.
Vivimos
en el pálido y febril reflejo
de una mente somnolienta.
de una mente somnolienta.
Cecilia Montoya // OCT 2010
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