Erotismo asincrónico,
dádivas de abrazos tardíos,
erguidos y con las fauces abiertas
para devorar las carnes de la inocencia perdida.
Poesías perversas
que crean abismos fatales entre nosotros.
Existe un precipicio enajenado
por la ausencia de sinergia, lábil locura
sin un complemento rítmico de
palabras aladas
que se desgranan en versos de amor.
Cecilia Montoya // 29 MAR 2013
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