![]() |
En el Universo, Cecilia Montoya |
Desde los
mismos confines del Universo
hasta la
eterna primavera de tu amor,
sin principio
ni fin, entiendo tú existencia.
Porque ríos
de luz y amor profundo
inflaman la
esencia divina en mi ser.
Porque vibro
al son de tu música,
compruebo que
soy tu creatura.
Como guerrera del silencio,
respiro fuego
y ardo de deseo
animada por
tu Divina majestad.
Intuyo tu
sonrisa que acoge a mi aliento,
tu eterno presente
tu eterno presente
y tu
perfección absoluta
que envuelve
a toda la creación.
Soy una
chispa de tu luz cálida
en camino de
retorno a mi hogar.
Así era
antes, así es hasta el infinito
no hay
substancia en el universo
que no
manifieste tu existencia.
Y al igual
que los versos de Dante,
yo canto al
Amor absoluto
que mueve al
sol y a las estrellas.
Cecilia Montoya // 15 JUL 2012
Serie "Cielos". Fotografías, Tesi Salado.
Según Wikipedia:
El Empíreo es en la teología católica medieval el más alto de los cielos. Es asimismo el sitio de la presencia física de Dios, donde residen los ángeles y las almas acogidas en el Paraíso.
La más famosa descripción del Empíreo es la ofrecida por Dante en la La Divina Comedia: tras atravesar los nueve cielos del Paraíso.
El poeta dice haber encontrado las tribunas de los beatos, cada uno en el puesto que se le ha destinado, con forma de anfiteatro que el poeta compara con una "cándida rosa". Contempla también las jerarquías de los ángeles, que describe en nueve círculos concéntricos, a imagen de los nueve cielos. En el centro, en fin, encuentra un punto muy luminoso, que es Dios, cuya contemplación (durante la cual el poeta entiende los misterios de la Trinidad y de la Encarnación) constituye el objeto del último canto del poema.
El poeta dice haber encontrado las tribunas de los beatos, cada uno en el puesto que se le ha destinado, con forma de anfiteatro que el poeta compara con una "cándida rosa". Contempla también las jerarquías de los ángeles, que describe en nueve círculos concéntricos, a imagen de los nueve cielos. En el centro, en fin, encuentra un punto muy luminoso, que es Dios, cuya contemplación (durante la cual el poeta entiende los misterios de la Trinidad y de la Encarnación) constituye el objeto del último canto del poema.
0 comentarios:
Publicar un comentario