Me recuerdo, un número ilimitado de
veces, saciada de mar. Un profundo mar, extendiéndose y rozándome la lengua que
no puede pronunciar vocablos, porque verbos, pronombres y adverbios, murieron en pasados inviernos, entre las ramas sin pájaros.
Es ahí, con esos océanos sin cuerpo, en que me percibo despojada, célibe de experiencias y lejos del tiempo. No existen segundos, marcándome la piel y horadando los poros sin plumas en el sonido de cada paso. Entonces, me pregunto el porqué de los anhelos que no llegaron a formarse en el vientre de la memoria, porque no se concibieron puros. Son los no nacidos, los que no tienen nombre…y como tal, no pudieron revelarse.
Es ahí, con esos océanos sin cuerpo, en que me percibo despojada, célibe de experiencias y lejos del tiempo. No existen segundos, marcándome la piel y horadando los poros sin plumas en el sonido de cada paso. Entonces, me pregunto el porqué de los anhelos que no llegaron a formarse en el vientre de la memoria, porque no se concibieron puros. Son los no nacidos, los que no tienen nombre…y como tal, no pudieron revelarse.
Manifiesto alas, pero me transformo en anfibio
al desplazarme por la humedad del pantano sin arena, ni playa en su superficie.
Pronto me volveré mujer y conoceré lo que me susurren al oído, la médula y la corteza a la vez.
Aunque mi deseo es desvestirme
suavemente, no puedo mudar la epidermis y despegarme del reflejo de mi luna, sin
desgarrarme.
Cuando aprenda a desangrar mi sombra, hasta la última gota, sin ocultar mis ojos con un paño oscuro, podré verme en el espejo, sin metáforas ni puñales en la carne. Ya no necesitaré exhibirme como un extraño ser subterráneo e indefinido, porque con el viento soberano, habré desnudado mi tierra en el latido del agua.
Cuando aprenda a desangrar mi sombra, hasta la última gota, sin ocultar mis ojos con un paño oscuro, podré verme en el espejo, sin metáforas ni puñales en la carne. Ya no necesitaré exhibirme como un extraño ser subterráneo e indefinido, porque con el viento soberano, habré desnudado mi tierra en el latido del agua.
6 comentarios:
Que hermoso, Cecilia, ha sido como leer el nacimiento de la belleza, me ha encantado y dejado casi sin palabras, las que te escribo son pocas comparadas con las que guardo en mí, a recaudo de tus versos.
Gracias, gracias.
Un abrazo grande, salud
m.
Gracias a tí, por dejarme palabras tan estimulantes. Precisamente hablo de un nacimiento. Aunque la muerte es parte del nacimiento, es una dualidad.
Un abrazo, M.
Eres bella por fuera y mucho más bella por dentro.
Eres un océano hermoso.
Besos.
Totalmente agradecida por tu visita!
Esta vez no te perdiste en el laberinto de mi blog. =) llegaste a través del océano de versos, a buen puerto. Besos
Es fácil perderse eh... y mira que llevo años visitando blogs pero en los tuyos es difícil encontrar el último post.
Besos.
Es que yo soy una persona muy original!!! Unica y cautivadora, jeje. Y como cada cosa se parece a su dueño, mis blogs no podían ser menos.
Gracias por el esfuerzo de perderte y encontrarte cada vez que vienes.
Besos
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